La alimentación en la evolución del hombre

La alimentación ha sido una importante fuerza selectiva en la evolución humana. Los primeros hombres obtenían energía y proteínas de frutas, verduras, raíces y nueces. EL cambio de la vida arbórea a las llanuras fue posible gracias a la adquisición de una postura erecta, la piel lampiña con numerosas glándulas sudoríparas y el color oscuro. Este cambio amplió el radio de acción de los humanos primitivos y favoreció la adopción de prácticas de alimentación más eficientes como la carroñería, la cacería y la antropofagia. El Cro-Magnon y otros humanos, dependieron más de la cacería de grandes mamíferos, lo cual aumentó considerablemente la proporción de carne en la dieta. A partir del período paleolítico (~ 60 000 años), la sobreexplotación de recursos, los cambios climáticos y el crecimiento de la población propiciaron un patrón en la dieta más diverso, que contribuyó a establecer la estructura metabólica del hombre moderno. La dieta paleolítica incluyó un aporte mayor de proteína consumiendo peces, mariscos y animales pequeños, así como vegetales, más accesibles por el desarrollo de tecnologías como las piedras de moler y los morteros. La composición de esta dieta fue de 37% de proteínas (de origen animal), 41% de carbohidratos (de baja carga de azucares y alto nivel de nutrientes) y 22% de grasas, con una relación de grasas poliinsaturadas -saturadas favorable y colesterol bajo. Sin embargo el inicio de una nueva época y la emergencia de la agricultura y la ganadería, y más recientemente de la revolución industrial (alimentos ultra procesados), ha modificado la dieta sin que ocurran cambios paralelos de la estructura del metabolismo, fenómeno conocido como discordancia evolutiva. Las principales modificaciones de la dieta son el mayor consumo de energía (alimentos con alto indice de azucares), carbohidratos complejos (cereales y leguminosas transigencias), mayor consumo de grasas saturadas, de ácidos grasos omega-6 (base importante de la inflamación en las células) y grasas trans (grasas que se encuentran en los alimentos procesados afectando las membranas celulares), y ademas un menor consumo de ácidos grasos omega-3 (grasa buenas), de y bajo aporte de fibra solubles (vegetales adecuados).

Estos cambios se han asociado a una vida mas sedentaria y un estado mayor de estrés en comunidades urbanas. Los grupos de alimentos con mayores modificaciones (transgenicos) son los cereales, los lácteos, azúcares refinados, aceites vegetales refinados y las carnes con aporte de grasa saturada mayor, de animales que crecen en confinamiento y no en libre pastoreo. Los riesgos a la salud asociados con estos cambios dietarios están en la raíz de la epidemia de enfermedades crónicas relacionadas con la nutrición. Será necesario adoptar cambios que nos acerquen nuevamente a la dieta paleolítica, con la ventaja de que disponemos en la actualidad de una amplia tecnología alimentaria.

“En términos de genética, los humanos actuales vivimos en un ambiente nutricional que difiere mucho de aquel para el que nuestra constitución genética fue seleccionada”
Los seres humanos hemos querido cambiar en los últimos 150 años (aparición de industrias alimentarias) un proceso evolutivo en la alimentación que lleva mas de 60 000 años.

Comparto una tabla que compara la ingesta de nutrientes en la época paleolítica, con lo recomendado por Asociación Americana de Dietética y con lo que realmente consumimos en la actualidad